El frío insiste en quedarse entre nosotros y yo como buena persona de buscar remedios para el frío y para el calor, para el amor y el desamor, para lo bueno y lo malo, os dejo donde me estoy refugiando estos días (y los venideros) mientras llega eso tan bonito llamado primavera:

 

 

Mis subrayados

Sabéis que estoy con la lectura de “La mujer de blanco”, la trama (en el que se dan la mano el melodrama y la trama detectivesca con un manejo de ello abrumador) de sus casi 900 páginas me tienen felizmente absorbida y sus personajes encandilada. Yo llegué a Collins por Nora Ephron, como os contaba hace unos días, y ahora veo que el mismo Collins fue fuente de inspiración para Agatha Christie y Sherlock Holmes, palabras mayores. Es más, dicen que Borges no se cansó de repetir a todo el que quiso oírle que “La mujer de blanco” y “La piedra lunar”, las dos grandes novelas de Wilkie Collins, pertenecen a la estirpe de los libros inolvidables. 

Lo que me pregunto es cómo yo no conocía a este autor…

Mis dos últimos subrayados de la obra darían para llenar más de una copa de vino y hablar sobre ello largo y tendido:

Las mujeres nos podemos resistir al amor, prestigio, aspecto físico y dinero de un hombre. pero no podemos resistir su locuacidad cuando sabe cómo emplearla con nosotras.

“- ¿Y qué tiene eso de especial, mi querido amigo? Todas están enamoradas de otro. ¿Quién es el primero que consigue hacerse con el corazón de una mujer? No he conocido en toda la vida a un casado que sea el número uno. El número dos a veces, y el tres, cuatro o cinco a menudo, pero el número nunca. Existe, por supuesto, pero nunca lo he conocido.

Dejo los comentarios a vuestra disposición para toda aquella que quiera hablar sobre ellos, yo voy preparando las copas.

 

Profesiones relevantes

Mi amiga I. el sábado me envió esta canción y me dejó una nota que decía ” Yo confidente de las flores y conductora de dragones”.

¿Qué significaba todo eso? 

Escuchadla y negaos a trabajar de cualquier otra cosa.

Me pido:
Cuidador de los buenos momentos
Confidente de las flores
Disfrutón de la vida
Arquitecto del besoPensador de mis cosas

Ello me recuerda a una entrada de un diario en el que hablaba de mi ideal de profesiones que traspasaría del cine a la vida:

Borracho como Bogart en Casablanca
Una rompecorazones como Carrie en Sex in the city

¿Y tú, a qué te dedicarías?

 

Volver a “El ala oeste de la Casa Blanca”

Adictiva. Placentera. Fascinante. Inspiradora. Inteligente. Divertida. Podría seguir llenando esto de palabras hablando de mi admiración por ella. Lo tiene todo para querer volver a ella año sí y año también. Esta semana ha vuelto a sonar su melodía cada noche en la pantalla de cine que llegó por Navidad a mi habitación. Veis como es fácil encontrar a veces la felicidad.

Nota importante: hoy llega a Filmin “Doctor en Alaska”, otra de las series de mi vida. Avisados estáis.

 

Libros compartidos

C. se iba de viaje a París y le dije que no podía irse sin pasar por casa a buscar un libro totalmente necesario para su viaje. No porque hablara de la ciudad del amor, pero sí porque hablaba del amor. Le presté “Los días perfectos” para su viaje, no sé si me lo perdonará algún día o me lo agradecerá eternamente. Ha sido como volver a leerlo de la mano de ella. Ha sido bonito recibir audios con su voz leyéndome pasajes punzada. Ha sido bonito recibir por las mañanas una foto de lo que le había derrumbado la noche anterior en su lectura. Es bonito tenerla cerca y compartir nuestras locuras. La última: comprarnos una libreta cada una en la que iremos dejando subrayados de libros y diálogos de películas para luego intercambiar. 

I love you, honey bunny.

Otros libros que han llegado a casa la última semana:

– “El huerto de la holgazana: Confesiones de una aprendiz”, de Pia Pera. Para mis más de cinco horas de viaje en tren (medio de transporte que me invita a leer, leer y leer) tuve que comprar un libro, como si no tuviera suficientes por leer, pero yo soy así. Libro que luego solo contemplé la portada y me dió calor porque no pude salir de “La mujer de blanco”.
– Luego, en Madrid, compré un libro en cada librería que me crucé. Mi bolsillo da gracias que fueran solo dos las abiertas en mi camino. En Librería Troa (cuando el hombre de la casa pensó que no encontraría ninguna librería por esas calles, ingenuo él) compré “Mi año de descanso y relajación”, de Otessa Moshfegh. Libro que tenía en mi pensamiento hace más de un año cuando lo propuse para el Club de lectura Moss y salió derrotado por “Tantos días felices” de Laurie Colwin. También hablé con una agradable octogenaria que se llevaba “Pura Pasión” cuando fuimos a pagar. Espero que encontrara todo mi entusiasmo en el libro.
– En mi paseo por la calle Pelayo, tras saludar a Toni de La Oficial y llevarme bajo el brazo una bandeja y una jarra de cerámica en un color magenta preciosérrimo, fui a Amapolas y me decanté por el único Landero que no tenía de los que ellas tenían expuestos: “Retrato de un hombre inmaduro”. Sabéis lo fiel y entusiasta Landerista que soy, no quise otro.
– Y, como preciosa guinda, llegó un paquete a la tienda a mi nombre en el que había un libro con dedicatoria de E., la adorable E. Tras mis stories hablando sobre el duelo y el remedio de la lectura me envió “Ha pasado un minuto y queda una vida” de Gabriela Consuegra. Fue su forma de darme calor, qué forma más bonita.

Sed felices, 

Verónica

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